
La sociedad admira el trabajo de el Bulli. No sólo de la cabeza visible, sino de todo un equipo que da el callo, en busca de una quimera. Esta gente son de otra pasta, y han cambiado el mundo de la cocina, pero también para mal.
Algunos han seguido por la senda bulliniana, pero tales frivolites, sólo están al alcance de este proyecto particular y concreto. No cabe todo el mundo, y para los que tenían una media personalidad culinaria, el paso a la creatividad ilimitada, les lleva a media tinta.
Lo que hacen en el Bulli es arte, no es cocina; o bien es cocina, no arte. Para el caso, podríamos estar dándole vueltas al concepto, sin llegar a coclusión.
Pero no todo el que toca un violonchello, es Pau Casals.
Algunos han seguido por la senda bulliniana, pero tales frivolites, sólo están al alcance de este proyecto particular y concreto. No cabe todo el mundo, y para los que tenían una media personalidad culinaria, el paso a la creatividad ilimitada, les lleva a media tinta.
Lo que hacen en el Bulli es arte, no es cocina; o bien es cocina, no arte. Para el caso, podríamos estar dándole vueltas al concepto, sin llegar a coclusión.
Pero no todo el que toca un violonchello, es Pau Casals.
2 comentarios:
No conocía su blog pero me lo apunto.Me ha gustado esta entrada.
Un saludo.
Roberto
La Sociedad le da la bienvenida. Muchas gracias por su visita
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